Científicos, arqueólogos, matemáticos y muchos buscadores espirituales estudian geometría sagrada también.

El genoma humano está lleno de al menos cuatro millones de interruptores de genes que residen en trozos de ADN que una vez fueron descartados como “basura” pero resulta que los llamados ADN basura juegan un papel crítico en el control de cómo las células, órganos y otros tejidos se comportan.

El descubrimiento, considerado un gran importante avance médico y científico, tiene enormes implicaciones para la salud humana y la conciencia, porque muchas enfermedades complejas parecen estar causadas por pequeños cambios en cientos de interruptores de genes.

Al profundizar los científicos en la “basura” – partes del ADN que no son verdaderos genes contienen instrucciones para las proteínas – descubrieron un complejo sistema que controla los genes.

Al menos 80 por ciento de este ADN es activo y necesario. Otro 15-17 por ciento tiene más altas funciones científicas que todavía están descifrando.

La mayor parte de las moléculas en el cuerpo son dipolos eléctricos. Estos dipolos funcionan electrónicamente como transductores en que son capaces de convertir las ondas acústicas en ondas eléctricas y las ondas eléctricas en ondas acústicas.

Un número de proteínas de membrana, así como ADN consisten en bobinas helicoidales, que les pudiera permitir funcionar electrónicamente como bobinas inductoras. Los tejidos biológicos pueden poseer propiedades superconductoras.

Si ciertas proteínas de membrana y el ADN en realidad funcionan como inductores eléctricos, estos pueden permitir a la célula producir transitoriamente muy altos voltajes eléctricos.

La enfermedad crónica se produce cuando la tensión cae por debajo de un cierto voltaje. Las células entonces no tienen suficiente energía para que funcione correctamente y la cantidad de oxígeno en las células baja, cambiando el metabolismo aeróbico (oxígeno disponible) en metabolismo anaeróbico (oxígeno disminuido).

Las propiedades naturales de las estructuras biomoleculares permite a los componentes celulares y células enteras oscilar e interactuar de manera resonante con otras células. Las células del cuerpo y los componentes celulares poseen la capacidad de funcionar como resonadores eléctricos.

El Profesor H. Frohlich ha predicho que la oscilación fundamental en las membranas celulares se produce a frecuencias del orden de 100 GHz y que los sistemas biológicos poseen la capacidad de crear y utilizar las oscilaciones coherentes y responder a las oscilaciones externas.

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