¿CÓMO TRANSFORMAR LA ENERGÍA DE ESTAS EMOCIONES EN ENERGÍA CURATIVA?

No siempre las emociones y sentimientos negativos nos deben dominar. El ser humano tiene la capacidad de transformar las malas experiencias en oportunidades para mejorar y así, transformar estas emociones en energía auto – curativa.

Las emociones producen energía, y esta energía forma parte de cómo enfrentamos diferentes situaciones, cómo vemos y pensamos al respecto. Debemos tomar en cuenta que la forma en que aprendemos a ver la vida, nos la enseña nuestro entorno y las situaciones que vivimos.

Por ejemplo, cuando aprendemos a desconfiar o juzgar, admitimos este tipo de verdades o información en nuestro cuerpo y vida. ¿Cómo hacer de esto una experiencia positiva?

Cambiemos nuestra manera de ver las cosas.

En algunos casos las personas tienen pensamientos como “Yo soy así” “Nadie me puede cambiar” “Así reacciono yo”. Este tipo de pensamientos no ayuda a que nuestra energía fluya, más bien hacen que se estanque, la hacen lenta y espesa. Nosotros mismos somos los que elegimos ser o no ser, aunque hayamos aprendido muchas cosas en el transcurso de nuestra vida, podemos crecer y evolucionar, concentrándonos en aquellas cosas que nos ayudan a tener una mejor realidad y por ende una mejor salud.

Cada pensamiento negativo que tenemos debemos analizarlo; cuando juzgamos, cuando pensamos en alguien que nos enfada, cuando esperamos algo de los demás. Si se nos dificulta hacer este ejercicio podemos decirlo con palabras o escribirlo para dejarlo salir y entender el sentimiento que tenemos. Luego debemos analizar de dónde viene este juicio o creencia, de este modo comprendemos la raíz de nuestras emociones, y podemos soltar más fácilmente la carga emocional que esto nos genera.

Es muy importante que empecemos a ver la forma de comprender las cosas, y empecemos a dejar atrás actitudes que nos están enfermando. A veces nos enseñan a tolerar lo que no queremos, a aguantar situaciones que nos hacen infelices, a desconfiar de nuestra propia capacidad creativa. Y esto nos enferma tarde o temprano porque nuestra energía no está fluyendo hacia donde sinceramente queremos. La infelicidad, se puede decir, es la causa más profunda de prácticamente todas las enfermedades.

Cuando somos infelices nos irritamos, estamos soportando y no viviendo, tenemos miedos y falta de confianza en nosotros. Llegamos a odiar, porque necesitamos mucho de los demás.

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